martes, 31 de marzo de 2015

Identificaron los restos de Daniel Mariani, hijo de “Chicha”

Esta semana la Justicia platense rectificó el acta de defunción del joven que fue asesinado en 1977 y enterrado como NN en una fosa común en el cementerio de La Plata. Además se estableció que su muerte fue por el accionar del terrorismo de Estado.

Foto: Fede Surila
“Un duelo tardío y una extraña especie de justicia” fue la frase utilizada por una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel "Chicha" Chorobik de Mariani, para expresar el sentir de este momento. “Hace unos días que el juez (Jorge) Di Lorenzo determinó con testigos que era Daniel Mariani”, informó y agregó que “ha sido una lucha muy grande; la muerte de mi nuera Diana pudo ser más o menos juzgada pero recién ahora un juez se ocupó de la muerte de mi hijo y me ha reconocido que fue asesinado por la dictadura, y que esos huesos que se encontraron son de Daniel Mariani”.

Daniel y Diana vivían en la famosa casa de 30 entre 55 y 56 de la ciudad de La Plata, hoy "espacio de la memoria". Allí fue secuestrada su nieta Clara Anahí de tres meses de vida, que hasta el momento no pudo ser recuperada. En un operativo llevado adelante en noviembre de 1976 por el Ejército y la Policía Bonaerense se desmanteló la vivienda y se acribilló a Diana Teruggi, junto con sus compañeros de militancia Juan Carlos Peiris, Daniel Mendiburu Elicabe, Roberto Porfirio y Alberto Bossio. Daniel, militante montonero, fue asesinado ocho meses después, en 132 y 35 de La Plata.

Durante el juicio “Circuito Camps” culminado en diciembre de 2012 se presentaron elementos probatorios, entre ellos testimonios relevantes que corroboraban el fallecimiento del joven militante en las circunstancias descriptas. “Le tiraron desde adentro de la casa –pretendió entrar trepando un paredón y lo balearon-, cayó en el piso y le dieron a patadas y culatazos. Luego lo subieron a una camioneta y lo cubrieron con una manta”, manifestó una vecina de Chicha. Su cuerpo fue llevado luego al cementerio hasta que en septiembre de 1982 sus restos fueron inhumados.

A partir de esta reconstrucción de los hechos se ordena la rectificación de la partida de defunción.
Una vez más la justicia demoro mucho en llegar, pero Chicha a los 91 años sigue luchando, “No se puede permitir que la gente después de 40 años siga sufriendo sin saber qué pasó. Hay que encontrarlos. La Justicia espera que nosotros aportemos datos, pero el Estado debería averiguar a fondo; yo eso lo sigo reprochando porque se hubieran abierto más archivos, tumbas. Eso lo considero pendiente”, concluyó Chicha.

Hoy más que nunca tenemos que seguir exigiendo justicia, y no dejar pasar la reconciliación que pretende este gobierno, con Milani a la cabeza. Los archivos siguen sin abrirse, las víctimas siguen siendo expuestas a buscar a los represores, los genocidas se mueren de forma natural y se llevan a sus tumbas la verdad sobre qué pasó con los desaparecidos y dónde están los más de 400 hijos apropiados. Mientras que ningún gobierno quiere que se sepa toda la verdad, por eso mantienen sepultados los archivos de la dictadura.

Porque además, aún falta encontrar a Clara Anahí, una de los tantos jóvenes apropiados que el Estado adeuda en memoria de los 30000 desaparecidos, y así lo expresa la misma Abuela de plaza de Mayo, “Pienso estirar mi vida hasta que aparezca”.

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